Robert Bruce: Cows In The Sage
cuando Raquel se levantó
convencida de que el amanecer
sólo sirve para medir los huesos
y se le enturbiaban los costados
con algún maldecir
ocurrió lo extraordinario:
llovieron ranas
todas verdes lustrosas húmedas
a sus pies charquitos crisopacio
y al amainar un coro cantor
la que arribó a sus senos
por supuesto
estaba encantada
y la Raquel de mirar la mañana
con otros ojos
liberada del dolor en los flancos
y fuelles esmeralda
pidió:
"que lluevan vacas"
(pensaba en el hambre de los suyos
en interminables quesos
en botas de caña)
y vacas llovieron
muuuchas como muuurciélagos desmayados
destruyendo el paisaje
los muuuros que Raquel conocía
en el deseo no formuuuló -domésticas-
y muuurió corneada por la más salvaje
que le decía:
¿ves? estas son las verdaderas dimensiones
de tus huesos.
Julio Obeso
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