lunes, 3 de enero de 2011

Diseño


                                                                       Paco Lafarga: "Rastro de Lágrimas"

una lágrima es un perro
tallado en cristal
el húmedo chantaje
que desayuna el dolor
hay que ladrar
más de una copa
y poner nombre
        eso nos encanta
a todas las lágrimas

Grillos y preguntas



     'States of Mind III; Those Who Stay', painting by Umberto Boccioni, 1911


las noches totales    ¿existen?
la ninguna luz           ¿qué pretende?
sé que los grillos
   príncipes o carboneros
aún cantan en la oscuridad
más pura                    ¿cantan?
                                     ¿no es pavor el roce de sus élitros?
                                     ¿gritos entrecortados
                                      que piden una llama?
                                     ¿qué belleza posa el poema
                                      en el último segundo de la agonía?
no quiero insectos felices
cuando me muera
deseo que rabien
como mi rabia
que den brazadas inservibles
tan mudos
que nadie sepa la hora
grillos comedores
de lo más afín al hueso
buenos rapsodas
que reciten de memoria
porque la noche no dejará leer
ninguna hoja

Julio Obeso

Ahora mismo


                                                                 “Asexual Symmetrysm”  Roswita Szyszka

¿qué esperáis os responda el niño pescador
doblado por el peso de la criba?
¿qué argumentan los niños labradores
si tienen en la boca un anzuelo?
¿qué esperanza canta la niña prostituta
celeste vagina con olor a garaje?
algo tremendo sucede ahora
ahora mismo mientras nos miramos
dos niños han robado su limosna al hambre
y suben
están subiendo el último tramo de la escalera
que la niña puede ver
desde la puerta entreabierta

Julio Obeso

Trilogía de lo tarado


                                                        Cristofer Arias: El Rey Del Insomnio


-I-

el ciego dialoga con la guitarra tullida
hablan de albeniz en las escarchas
con cierta pena
el tiempo no cede     clave de sol
ella afinada para que él
desde antípodas
pueda expresar su admiración por albeniz
es una escena que se funde en negro
cuando doblas la esquina

-II-

al dejar de visitar prostíbulos
le sobrevino una tristeza arcoíris
un destrozo de jabalíes
todas las daysis publicaron su retrato
y él creía encontrarlas en otras mujeres
menos evidentes
con más sangre que neones por las venas
estaban tan llamados a entenderse
que jamás se pudieron olvidar

-III-

se durmió pensando que el amor todo lo puede
          amaneció sin el pie izquierdo y supuso
          estar en un error
otra noche soñó que corría y al despertar
         le faltaba el pie derecho y supuso
         estar en un error
ayer pasó la noche en blanco mirando los muñones
         convencido de que nada cambiaría
         al salir la luz tenía los dos pies
escribió en su diario las caracolas los libros los magos
         tienen en su interior rumores
         luego lo cierra lo acerca al oído y escucha

Julio Obeso

domingo, 2 de enero de 2011

Caso 123, celeste


                                                        Fotografía de Ángel Blanco Tascón, tratada por Julio Obeso


aquel ángel fotografió una vaca
por milagro
o porque el sol lamía su cuero
ocurrió un hecho insólito
la vaca quedó en su imagen
totalmente albina
y su color canela
en el reflejo del agua
por el cielo andan divertidísimos
no paran de bajar al valle los arcángeles
y organizan excursiones a los querubines
nadie ha vuelto a conseguirlo
porque los milagros no se repiten
o porque el sol ama a las vacas
un solo instante.

Julio Obeso

Trilogía de las visiones


                                                        Martina Hoffman: Woman Under Glass

 -I-
hubo un tiempo en que amaba la impaciencia
la debilidad de orfeo
la torpeza de eurídice
la melomanía del can cerbero
la exacta disposición de la acústica
en el hades
era amor la sugestión de las liras
como odio la represalia por las canciones
que no nacen
después conocí la rara alquimia
del veneno que nos vuelve sombra
y ella ya no era tan apetecible
y tanto viaje innecesario
como su rostro decapitado
en la amnesia fluvial
de lo que llegando de lejos
nos supera

-II-
en su rincón de agua y piedra
las lavanderas interpretan signos
en las sábanas
se miran oblicuas
y cada cual atiende en la lejanía
al golpe de la vaca
el mugir del hacha
el aroma del pan
saben leer con ojos ultravioletas
la piel que se esconde bajo el pañuelo
sólo cuando el agua borra lo escrito
regresan con mudas frazadas
al segundo plano o sombra
al eclipse de los anillos
atendiendo en la lejanía
al golpe el grito el aroma
que a la mañana
traerán las sábanas

-III-
¿sólo porque no los vemos
dejarán de pasear alambres
los equilibristas del tercer trópico?
y el invierno ¿no sabrá el invierno
pastorear su blancas polillas
si no se imprime a tiempo el calendario?
el movimiento dulce de la muchacha
sobre el calidoscopio de mi carne
¿ya no más si la sangre cristaliza?
¿cuánta belleza se nos habrá ido
al limbo de la ceguera
cuántas mujeres astros silencios panes
por la catarata o precipicio que cubre la retina?

Julio Obeso

Trilogía de lo extraordinario


                                                                    William Utermohlen: The stampos Faces, Canto XXX

-I-

me visitan los aparecidos en el sentido de las agujas del reloj
el muerto del miércoles apenas coagulado
dobla su secreto en cuatro partes
es imposible no advertir entre las doce y las tres
que ésas son horas de paso o pasto accidental para bueyes espirituales
porque a partir de ahí cuanto abarca el miedo está habitado
lejanos antepasados recitan mis poemas de ahora a caballo entre dos luces
y los úteros atravesados por fieras tejedoras rapiñan el esperma de las colmenas
así hasta las nueve punto de inflexión de cualquier alma o tendal que el viento gire
donde tocan a fondo las campanas y los piratas beben
el vino hurtado al rubor de los flamencos

-II-

¿no da sueño evocar a jonás?
¿cuánto abriría la boca su ballena?
ballena-boca-abierta
repítelo
ballena-boca-abierta
¿no os llega el bostezo
como un acto de amor
recién terminado?
ballena-boca-abierta
¿se contaría los dedos
en esa penumbra gástrica?
¿qué nana o blasfemia se puede cantar
a quinientos metros de profundidad
a una ballena-boca-abierta?
yo qué sé
me voy a dormir
tengo mucho sueño


-III-

en barataria no hay edictos colgados en la plaza
en la plaza extienden a curtir embestidas y milagros
secar es un oficio viejo como el de las puertas
en barataria las puertas se abren a la voz
los que abren puertas con su decir
son serenos o poetas
los serenos hilan con escasa luz
y escuchan aplausos
los aplausos extraordinariamente llegan
a los poetas
en barataria tampoco esto es una excepción
lo excepcional es una latitud de lo conocido
la más lejana
cualquier latitud trabaja los límites
de un tiempo una conquista un hombre
el hombre es un adivinador un agorero de ínsulas
que en barataria sube al trono

Julio Obeso

sábado, 1 de enero de 2011

Trilogía del amor a los niños


                                                        Tal Dvir: Brothers


-I-

para que los niños no se asusten mañana
debemos llevarles un muerto
dejar que jueguen con sus tractores
por el mentón afilado
que presionen sus ojos y rían
al ver brotar las lágrimas
para que los niños no se asusten mañana
que ellos decidan y señalen a dedo
quién sí y quién no mamará
que elijan entre cien a dos
a los que cambiaran sus pañales
perfumarán con colonia
para que los niños no se asusten mañana
que vayan a la misa de hoy
que vean la televisión de hoy
la patera de hoy
el vertido de hoy

-II-


los enterradores de niños
llevan sombrillas y faroles
visten levitas rojas y negras
en su procesión de bicicletas
si la noche es de rayos
o el reloj de la chimenea
amenaza al tres
pintan de verde la tierra
cavan con las manos
y la vacían en las chisteras
-lo que ya no es       yace-
y la noche recoge
su pañuelo de estrellas

-III-

cuando leí el tambor de hojalata
me creció un pueblo bajo la cama
y compré una docena de copas
y compré una docena de faldas
y a mi hijo sin bautizar
le llamé oscar
cuando leí el tambor de hojalata
compré una docena de uniformes
y compré una docena de palillos
y compré el humo de una hoguera
y a mi mujer una hermosa cinta para el pelo
cuando leí el tambor de hojalata
supe que escribir es un pulso
que otros corazones esperan
y compré una docena de palomas
y compré una docena de libros
y compré doce clases para el canto
y a mi hijo le propuse
me llamara gunter

Julio Obeso

Reto


                                                                            Ben Tolman: Fetal Position


¿Puedes?
No, no es esa la postura.
Sentado en el suelo
cógete las rodillas,
evita que rechinen los dientes,
domina el temblor y dibuja
esferas a punto de quebrarse
-como Moebius-
Lame el caparazón lentísimo
de la tortuga amada.
Siéntete gelatina,
cartílago recuperado al océano,
y calla
-no te insinúes al vacío-
Atragántate de risa
donde la encuentres,
en el hijo, en la muerte,
en la fotocopiadora:
¡Ríe, maldita sea!
Por las cortinas de humo,
porque nadie debe saberte:
Tú no debes saberte.
¿Puedes?
Estás solo.
Más solo cuanto más por piedad
su boca se incline.

Julio Obeso

viernes, 31 de diciembre de 2010

Contabilidad -lección última-


                                                                          Valentina Liernur: Sin título


¿Qué banco gestiona la fortuna de la muerte? Los desaparecidos en el agua: ¿Son una partida imputable al gasto? ¿Qué ocurre con esa tierra que no ocupan. Alguien la declarará no urbanizable, no apta para la siembra, dos metros cuadrados eternamente estériles? ¿Serán los suicidas números rojos? ¿Contraen sus pulmones y desaparecen sin más? ¿Adónde llevan sus últimas voluntades? ¿No serán perseguidos por los de las chisteras, no tendrán que descolgar teléfonos ni mirar saldos o desear que se incendien los libros de las tiendas?
Si una bomba revienta a la hora en punto de algún paso, los trocitos esparcidos, la lengua y su cuajo: ¿De qué son extractos?
Aquellos apuntes dudosos: Un explorador perdido, el avión no hallado, el soldado sin nombre, los indios que no se llamaban “Toro Sentado”, el indigente al que ya no indagan, los que prefieren beberse el cáliz a encontrar el grial: ¿Qué ventanilla los atiende?
¿No tiene la muerte tetas enlutadas, como automáticos cajeros, para la interminable cola de mamíferos que alzan su llanto, en mitad de la noche?
¿Existen sucursales de guardia capaces de abonar un pagaré urgente, no sé, por ejemplo: Una puñalada? ¿Sufrirán atracos con cada nueva vida: Un bautizo a mano armada, un alunizaje de cuna, un túnel perfecto de incubadora? ¿Qué alarmas saltan, a quién avisan sus luces negras? ¿Es éste el resumen de lo que somos, muertos haber y muertos deuda?

Julio Obeso

No sabré decir tu nombre



                                                        Cristian Godoy: Sonidos mudos

Saber de ti me reventó el pecho
en melancolía
voz antigua
presencia antigua
que al modo de sí misma
jamás se fue.
¿Se puede explicar sin mentir
-sin mentir más-
la dirección de un silencio?
No hay mapas en la huida
ni en mí laberinto.
Cómo habré de llamarte
si tú distinta
si tú tan fiel
a la palabra dada.
Entre un piano y un saxo
se abrió una lengua
tierra de ocres
de trenes circulares
que han perdido su magia.
Puedo temblar
mirar de reojo tus cartas
pero no sé
cómo decir tu nombre.

Julio Obeso

Imposible


                                                          Pilar Sala: Boquitas Pintadas -I-


amé a una mujer
que dormía en La Toscana
nos fugamos en tren
tenía unas rodillas preciosas
y otras articulaciones
que temblaban en pantalla
al sonar la música
(podría dibujaros su risa)
jamás me consideró una alternativa
nunca mintió sobre eso
era yo con mis fantasías
de lunas cuadradas
el que garabateaba en los portales
"lo nuestro"
llegué a quererla
hasta que el dolor me hizo
invisible o cobarde
abrí el olvido con más daño
la sigo a la distancia
en que se mide a las gacelas
y ella siempre regresa
cuando el otoño o las postales
aderezan con ocre
los campos de Italia

Julio Obeso

A Carlos Herrera


                                                         Fotografía: Ana Mª Espinosa


Te sientan bien los años,
confabulador de trenes.
Tan lejos
que no podrías estar más cerca
ni más adentro.
Muy pocas veces te cambia un abrazo.
Ocurre cuando se trazan coordenadas
que el corazón
reconoce como suyas;
al levantar un puente
desde la carne más próxima.
La vida nos hace ermitaños,
cargadores de una casa sin puerta,
por eso la vejez nos tiñe de gris
el alma y el pecho.
A ti te sientan bien los años
y los colores, hermano mío.
Aquella mirada que nos hizo
distante la soledad y la amenaza,
cuenta hoy -mañana-
las velas que no se apagan.
-Felicidades-


Julio Obeso

Trilogía del amor a los pájaros


                                                                           Nora Debbouche: Voiceless Birds


-I-
Lo elegante es ganarse la vida.
Amo a las aves
que como albañiles
mueven las alas.
Planear, la aristocracia,
tienen más que ver
con el aire y la fortuna.

-II-
Baja el telón sobre las barcas.
Ni ellas se salvan de éste intuir la tierra.
La mar es el próximo metro
y detrás
la humedad dibuja con delicados óxidos
el boceto de un cormorán.

-III-
Cuando un gorrión se alimenta al paso
con breves dentelladas
a la carne insuficiente del aire,
no sabe o no quiere el vuelo de mañana.
Si en vuelo se desploma
ataviado con desbarajuste
tendrá al fin consciencia de su peso.
Confundido entre la hojarasca
o visible en el asfalto,
serán otros los de las cábalas.
Los pájaros ni mienten ni recuerdan
sus cosas suceden
por mor de un antiguo pálpito.

Julio Obeso

Los locos cocinan


                                                        Alejandro Boim: La Dieta

Este mundo que traicionó
a los locos
dándoles título:
-Mecánicos de sombras-,
para alquilar sus bajos
o la densa realidad
que nos hunde,
hoy se desnuda de cancelas.
Como todo mundo histérico
los espabila y grita:
¡Ya sois libres!;
para que dóciles, dulcemente,
remuevan en sus paellas celestes
el arroz que tanto se parece
a la misericordia del Ganges
y los muslos de las aves,
que nunca supieron volar.

Julio Obeso

Es así


                                                                       Rene Magritte: Man Of The Sea


O te aclimatas
o te aclimueres,
apenas queda tiempo.
Los bosques aprenden
a vivir de sus leyendas
y a caminar los peces.
Los hombres no,
se expanden
con esporas raquíticas,
con relojes aliados.
-Las bocas que mastican
en falso
jamás preguntan la hora-
O te aclimatas
o te aclimueres.
Así, hoy por hoy,
los hombres buenos
atraviesan el amor
sin mancharse.


Julio Obeso

jueves, 30 de diciembre de 2010

Intento


                                                         Bonnie Halsei-Dutton: Bison Fetish


Ya probé a girar alrededor
de un fetiche.
Le di hermosos ojos
para que llorase su carne,
una espalda bella
capaz de soportar
mis inclinaciones.
Alternamos por las fantasías
de mujeres increíbles,
altas, largas, caedizas,
que decían amarnos más allá
de nosotros mismos.
Me sentaba a entenderlas
mientras ellos corrían
por el parque
y nos retornaban en sus bocas:
Lencería, hipotecas,
cocodrilos de Egipto,
libros, ternuras nuevas.
Ya probé a cambiar
el centro de gravedad,
pero sólo conseguí ver
             muy de cerca
las hormigas.


Julio Obeso

Noticias del tiempo


                                                        SiD Smith: Safety Machine
 
I

El venerado TI- EM- PÓ
con peces luchadores en los ojos
y lotos en el pecho,
atravesó su vientre con la catana.
“No hay TI- EM- PÓ” –dijo-
yéndose con su sangre a la charca.

II

Aquel ciego se paró en los relieves.
Después dijo:
“Un reloj de sol es un objeto inútil”

III

A mis amigos:
Hablamos de ello
y en ocasiones lo celebramos.
Hubo tensión en la ruptura
aunque jamás sobró una copa.
¿Qué amaestraría ese tiempo?
Pienso en un ave milenaria,
aquella que no vuela
y se deja acariciar,
la que está siempre
al lado visible de las manos.

Julio Obeso

A Julio Obeso (Papá)


                                                     Julio Obeso De La Peña: Beso; Terracota. Foto Tratada por Julio Obeso González

-I-
Obedecen al amor tus manos,
qué difícil cálculo
esta geometría de agua y barro.
-II-
¿Eso somos, padre:
Necesitamos del artesano
para reconocernos?
-III-
Por ti sé que las mujeres
tienen brillos.
-IV-
¿Eso somos, padre:
Puntos luminosos
de una materia apagada?
-V-
La sensualidad de la piedra.
-VI-
¿Eso somos, padre:
El calor que nos construye
nos hace frágiles?
-VII-
Gira en el torno la vida.
Ninguna de las figuras
tienen nombre.
-VIII-
¿Eso somos, padre:
Anónimos visitantes
de la belleza?

Julio Obeso

Traspapelar la palabra


                                                        Granell: Acoso Del Pájaro Pi


¿Dónde queda mi mano
si te viola lo invisible?
Le llevaré una materia
de tibieza y piel,
algún señuelo que impida
el paso de la muerte
entre los dedos.
Se posará en ella
el pájaro que espanta
a la lluvia,
el del canto enloquecido,
el bebedor.
¿Cómo te llamo?
¿Responderás al antiguo
nombre de la vida?
Y: ¿Serás tú ?
Tendré que preguntar
por los pocos secretos,
aquellas palabras íntimas
que ahora
también conocerá la noche,
y no sabré si finge tu voz
alguna estrella.

Julio Obeso

Credenciales


                                                         Kevin Carter: Sudan 1994


El buitre se espanta por el ruido de la cámara, sin llegar a perder de vista a la presa que madura rápidamente.
El animal está sin fuerza, con su mano de animal intenta un gesto pero no puede.
El fotógrafo piensa en el hallazgo como un golpe de fortuna.
El buitre también.
El animal no sabe distinguir esos signos, porque nunca tuvo. Espera del día una sombra amable.
El reportero está calculando la luz.
El buitre se la sabe de memoria. Los ciclos abren un surco en la presencia, un gen que se porta.
-“Si abriera un poco las alas…”-
-“Si abro un poco las alas…”-
-“Si abre las alas, vendrá”-
El animal aún respira. Su madre está veinte pasos más allá, a los mismos que el fotógrafo; a veinte saltos el buitre.
La escena dura lo suficiente como para que se cree una relación entre ellos. Un triángulo de afinidades.
La tierra suda, pero no interpreta un papel relevante.
El aire está de paso.
El animal está quieto por el hambre, sin solución, inmóvil. El buitre tiene hambre y quiere tomar medidas, se balancea. El fotógrafo siente vacío, busca un ángulo: “Si abriera las alas”.
Los tres en el mismo plano. Dos juegan sus bazas.
La foto será premiada.
El fotógrafo busca un paraje conocido. Se suicida.
El buitre muere dos años después.
Puede que el animal les regalase ese tiempo.

Julio Obeso

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Simétrico


                                                                    Gan Tee Sheng: My Toys I  

Un niño.
Un niño que juega.
Un niño que juega a ser bombero.
Un niño que juega a ser bombero
y quema su alias: Es hombre.
Es hombre: Un niño que juega a ser bombero
y quema su alias.
Un niño que juega a ser bombero.
Un niño que juega.
Un niño.


Julio Obeso

Adelgazar a un hombre


                                                                    Alberto Giacometti: Head Of Man


Las dos mitades de un hombre
qué espacios ocupan:
¿Uno alto en los cielos
y otro en la tierra,
siempre debajo de la tierra?
Cuánto más puede partirse:
¿En cuartos, en onzas,
en micras sólo patentes
a escala atómica?
¿Un doceavo de hombre
tendrá sueños enteros,
amará totalmente,
precisará dos metros cúbicos
de aire cada día?
Y al fin, rebajado a lo esencial,
cuando sea un hombre indivisible,
un concentrado único con trazas
de silencio, amor, lágrimas, ternura,
golpe, viaje, valentía, costumbre,
odio, consciencia, comprensión,
piel encendida;
al mirarse al espejo:
¿Se reconocerá sin lo que le sobra?


Julio Obeso

Latente


                                                                      Luca Curci: Caronte


No depende ni de ti ni de mi
aunque sería hermoso.
De momento estamos blindados
ante la culpa
porque evitar el amor
ha de ser delito,
pero aún no nos conocemos.
¿Cómo me imaginas?
Creo que tus límites alojan cada árbol
que un día me habló,
todas las noches que sonreí la piedad
de una tibieza dedicada,
aquellos colores indecibles
como la altísima melancolía
del deseo incumplido.
No es tuya ni mía la inconsciencia
de celebrar en secreto lo posible
y me hago transparente
y te haces líquida
en la fórmula pactada
de beber la misma agua.


Julio Obeso