(“El guante blanco” Joan Miró)
Te miro a las doce
unos y doses
disputan la simetría
que el nácar y el coral,
riñen a las aguamarinas.
Giran manecillas
mis ojos rítmicos,
recitan la letanía
dedicada a tus rincones.
(Se celan y dicen
que la duna de las tres
no merece comentarios)
Tu vientre a las cinco
sin decimales,
textura y tiempo
en orden.
Te miro a las seis,
perversión de tarde,
siesta cumplida,
santo y seña masculino
(De nuevo celosas avanzan)
A las siete
-un ángulo incómodo-
fijan el lunar
como referencia.
Cinco más cuatro
(superstición de manecillas)
con las agujas en jarra:
¿Es que nunca has visto un tres?
Te miro a las doce:
Ha pasado un día.
unos y doses
disputan la simetría
que el nácar y el coral,
riñen a las aguamarinas.
Giran manecillas
mis ojos rítmicos,
recitan la letanía
dedicada a tus rincones.
(Se celan y dicen
que la duna de las tres
no merece comentarios)
Tu vientre a las cinco
sin decimales,
textura y tiempo
en orden.
Te miro a las seis,
perversión de tarde,
siesta cumplida,
santo y seña masculino
(De nuevo celosas avanzan)
A las siete
-un ángulo incómodo-
fijan el lunar
como referencia.
Cinco más cuatro
(superstición de manecillas)
con las agujas en jarra:
¿Es que nunca has visto un tres?
Te miro a las doce:
Ha pasado un día.
JULIO OBESO
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