martes, 6 de octubre de 2009

Certificada defunción




                                              (“Ahorcados” Francisco Goitia)
La prueba definitiva
es hacer girar una pluma
contra la planta de los pies.
Los ahorcados no nos enteramos
ocupados al fin en volar.
¿Cómo reír si hay que imaginarse
el valle verde, el rio tatuado,
si en el café de la última voluntad
no venía un forense?
Es así como, sin estar del todo muertos,
nos etiquetan:
Horca pequeña de la que cuelgan
un nombre, una hora, una firma.
Tartamudear sogas, doblar traspiés,
atascarse en un verbo,
es de lo más natural
cuando se te va la vida.



JULIO OBESO

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